jueves, 29 de abril de 2010

Home alone

La fiesta en Dublín debe ser la onda. Yo por lo pronto estoy en casa, mientras todos se fueron de paseantes (y bebedores de cerveza).

No me había dado cuenta pero antes de ayer no había pasado ningún día sola desde que llegué a Donosti. Algunas cosas sí se extrañaban: salgo de la regadera y me visto con toda tranquilidad en mi cuarto; veo los programas de tele que quiero y cuando no, la tele se queda apagada; hablo sin audífonos hasta tarde por Skype; pienso, leo y duermo más...

Pero la verdad es que San Sebastián no es tan divertido sin compañía. No me gusta tanto ir al cine si no tengo a nadie con quién comentar la película. Prefiero ir a comprar la despensa acompañada para que me enseñen un producto o una buena promoción. Me gustan las sobremesas y el cafecito de la tarde.

Creía que sí era de las que les gustaba disfrutar de la soledad, y la verdad así lo fue por una temporada, pero parece que ya me desacostumbraron. Espero una visita especial y mientras me entretengo preparando su llegada. Dos días más como mi pobre angelito y con eso estuvo bueno ¿no?

viernes, 23 de abril de 2010

Semana de cine

Hace unas semanas Benja trajo al piso un folleto del Festival de Cine y Derechos Humanos que invitaba a los jóvenes a unirse a un jurado para otorgar el premio al mejor cortometraje. Y que me puse a investigar, envié mi solicitud y me volví parte del jurado.

Ayer fue la primera sesión. Llegué al Teatro Victoria Eugenia y me formé junto con muchos otros jóvenes para anotarme y recibir nuestros documentos. Como no fueron muy rigurosos en la selección del jurado… o más bien nunca pidieron como requisito tener alguna noción de cine, no sabía exactamente qué nos iba a tocar calificar. Nos dieron papeletas con el nombre de cada cortometraje y sólo dos espacios para calificar del 1 al 10: calidad técnica y concienciación sobre derechos humanos. Chale.

Lo que sí está padre es que hay una buena selección de cortos. Ayer vimos ocho, bastante larguitos para ser cortos, de muy variados países y temáticas. Me gustaron sobre todo dos: Bingo, sobre los inmigrantes holandeses trabajando en condiciones precarias y el favorito de muchos Angry Man, una tierna animación sobre un niño y la violencia en la familia.

Presumo mucho que ando con beneficios, y es que puedo ir toda la semana del Festival a ver gratis cine sin doblaje y conseguir pases para algún afortunado acompañante para películas, la inauguración, el cóctel o el concierto de clausura. Ya veremos al final qué tanto de verdad pude aprovechar.

martes, 20 de abril de 2010

Dos pa lante y dos pa tras

Un día 20 igual que hoy voy a despertar en mi casa de Guadalajara. En dos meses exactamente.

Pasando ya la mitad de mi vida donostiarra empiezo a tener sentimientos encontrados. Me invade a ratitos una nostalgia adelantada, pensando en laúltimavez de cada cosa, las oportunidades que puedo dejar pasar y lo mucho que voy a extrañar. Al mismo tiempo me emociono. Sonrío sólo de pensar que voy a abrazar a mis papás y chismear con mis amigas.

La verdad sé que falta un montón, que el futuro que inevitablemente se viene no debería distraerme del presente. Quiero decirle basta a la precoz melancolía que se empeña ocupar un pedacito de mis alegres días primaverales. Recordar que las cosas caducan nos hace apreciarlas más, vivirlas con intensidad, pero otra cosa es dejar que ese recuerdo se vuelva una molesta preocupación. Por eso basta, y que viva el presente.

jueves, 15 de abril de 2010

Música


Ayer escuché, o creí escuchar, una sencilla melodía en un teclado. Me acordé del piano y de lo mucho que extraño tocarlo. Me da pesar saber que cada día mis dedos se entorpecen más y que cuando regrese ya no podré tocar la pieza de jazz que tanto me gustaba.
Hay una escuela de música cerca de mi casa y casi todos los días vemos estudiantes caminando con estuches de distintos instrumentos. Me dan algo de envidia, igual que Marita en México que sigue practicando y avanzando (aunque en su caso también me da mucho gusto).

Pienso a veces en las cosas que podrían cambiar cuando regrese a México. En las buenas y malas costumbres que he adquirido aquí y en las cosas que estando privada de ellas he apreciado más. Creo que voy a desquitar los meses que no he tocado ni una tecla para estudiar más que antes. Será un gran placer, igual que se siente un pedacito de pastel de chocolate en la boca después de muchos meses de hacer dieta.

martes, 13 de abril de 2010

Recetas y cocina

A todos aquellos interesados en la buena alimentación de su bloggera, ésta les informa que ya sabe cocinar Pasta Alfredo y que la hace muy feliz que un poco de mantequilla, crema y queso parmesano puedan cambiar de vez en cuando el ya aburrido sabor de la salsa de tomate.
Se vale contribuir con recetas sencillas para variar su menú diario.

Viajar de roadtrip

Un viaje inicia desde el momento de tránsito. El medio de transporte define nuestro acercamiento con el destino: la velocidad, las vistas, las escalas y la posibilidad de improvisar. El coche nos dio lo que necesitábamos para movernos por distancias cortas hacia distintas ciudades de la Costa Azul y el norte de Italia. Sería un viaje pausado, con nuestro completo control y con magníficas vistas de costa y montaña. Viajamos en un espacioso y cómodo Kia Ceed. Jorge al volante, Chuy como copiloto, Tay y yo detrás. Tras nosotros (a ratos justo detrás, otros a un par de horas) un Ford Fiesta con Karla, Karol y Federico al volante.

Tal vez una de las mejores cosas de viajar en coche, por lo menos para mí, fue la libertad que ofrecía. Libertad para elegir el horario de llegada y partida (nada de correr con maletas por los andenes o pasillos de un aeropuerto) y el itinerario con los destinos y pausas necesarias. Además, debo admitirlo, cuando uno no es chofer se lo pasa de lo lindo entre pláticas, botana, sueñitos y lectura.

Todavía no sé si cometimos el error de cerrar los ojos para que el GPS fuera nuestro lazarillo. Sí era una bendición que una vocecita nos dijera “en la rotonda, segunda salida a la derecha”… cuando entendíamos y realmente salíamos a la segunda y no la primera o tercera. Cuando no, maldecíamos en coro a la inocente pantallita en vez de culparnos por distraídos. Al ver constantemente la pantalla del “Tom Tom” olvidábamos ver los clarísimos señalamientos de tránsito y en vez de seguir una ruta clara y segura nos aventurábamos por calles secundarias para toparnos con más casetas de cobro o caminos cerrados.

La tripulación del Fiesta viajaba en condiciones opuestas. Ajena a la veneración de un navegador digital abría los ojos y se reía de nuestros absurdos recorridos. El problema tal vez era que los abrían demasiado. Su atención se desviaba para admirar el paisaje o contemplar detalles de un monumento y de pronto, cuando su vista volvía al camino ya nos habían perdido.

Probablemente perdernos y luego hacer el esfuerzo para encontrarnos fue el único inconveniente en la primera parte del viaje. Luego entendimos que cada quien podía llevar su ritmo y elegir las escalas y pausas necesarias, incluso dentro de una misma ciudad, porque en un grupo de siete hay intereses y disposiciones diferentes. Aún así viajamos juntos, y de hecho, separarnos y reunirnos hacía el viaje más interesante, platicando lo que habíamos visto y compartiéndonos fotos.

La convivencia de siete paseantes requería disposición, y esa nunca faltó. A veces eran necesario ceder y ser paciente, caminar un poco menos o un poco más, levantarse temprano, comer hamburguesas o pasta o bocatas. Haciendo cuentas todos salimos ganando, nos llevamos un viaje inolvidable, con muchas fotos y anécdotas para seguir compartiendo. Gracias a Chory, Chiquitín, el Boludo, el Huevón, Tay y Karla por su paciencia, compañía, chistes y buena vibra.