miércoles, 10 de febrero de 2010

Aunque el termómetro no lo diga, en San Sebastián hace calor

El primer sábado de febrero los donostiarras celebran el presagio del carnaval con la fiesta de los caldereros. Las comparsas formadas por niños, jóvenes y adultos, hombres y mujeres se visten como los gitanos húngaros que llegaban a esta ciudad y se pasean por las calles cantando las marchas tradicionales y golpeando sartenes con un martillo.
Nosotros no sabíamos nada de esto. Cuando vimos en la calle a unas niñas disfrazadas pensamos que se les estaba adelantando el carnaval, y cuando un nene nos miró serio desde su carriola nos imaginamos que su mamá le acababa de comprar un par de juguetitos muy monos. Tuvimos la suerte de cruzarnos con Santos, un empleado que supervisaría el tinglado puesto para el evento, y muy platicador nos soltó toda la sopa.
Llegamos a la Plaza de la Constitución en el centro de la parte vieja y guardamos nuestro lugar en primera fila mientras escuchábamos aquí y allá las bandas que rondaban por las calles. Se acercaron unas niñas a regalar dulces y pastas (aka galletitas) y entonces, tras prender la fogata llegó la comparsa. En sus carromatos decorados aparecieron las reinas de la noche: tres hombres vestidos como mujeres con arreglos florales de envidia cada uno y tras ellos, cantando y golpeando cazuelas llegaron las tribus de gitanos.
Toda la noche tuve la sensación de estar entre una gran familia. La entusiasta participación de tanta gente en el evento me recordó que ya no estaba en una gran metrópoli. Además, los vascos desbordan energía cuando de reafirmar sus tradiciones se trata. Con sonrisas por todos lados y música que provocaba mover el cuerpo y marcar el ritmo olvidé el frío. Junto con ellos aplaudimos (a falta de cazuelas y martillos) y cantamos, con absoluta convicción: Qué belleza, qué paisajes contemplamos todos por doquier! Al gran pueblo donostiarra saludamos llenos de placer!

2 comentarios:

  1. Anita! no lo pudiste haber contado mejor :) fue una noche linda y divertida.
    Gora Donostia!

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  2. Lo que me faltaba, una hija pro etarra, Bromo...

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